4 de septiembre de 2011

LA TRIVIALIDAD DE LA EXISTENCIA HUMANA


«Es curioso que la vida cuanto más vacía, más pesa»
León Daudi.

El trabajo dignifica al hombre, o al menos eso afirma un viejo y popular adagio, pero ¿qué pasa cuando ese trabajo se convierte en una tediosa rutina que no satisface a quien lo realiza sino que se vuelve simplemente un medio para adquirir bienes materiales?
A lo largo de su vida el hombre lucha constantemente por tener más que los demás, por vivir mejor de lo que vivió la generación que le precede y adquirir cosas que hacen la vida más fácil,  que aún sin ser tan necesarias le brinden agradables momentos de ocio y entretenimiento, pero de alguna manera el ser humano se ha empecinado en que el modo de adquirir esto, es trabajar sin descanso muchas veces sin darle importancia alguna al gusto con que se trabaje sino a cuan lucrativa sea dicha labor.

En su cuento ‘’Él’’, Rosa Montero narra la historia de una mujer de 20 años que una noche de invierno tiene un accidente y se encuentra a sí misma ‘’pendiendo de dos briznas de matorral’’ como escribe la autora, la mujer pide ayuda y es entonces cuando aparece Miguel, un joven de 21 años que salva su vida pero que cae al vacío mientras la rescata.
Ella se siente tan culpable por su muerte que decide abandonar su propia vida para vivir como lo hubiese hecho él, se hace amiga de los amigos y familiares de Miguel e incluso continúa la carrera que él estudiaba y se dedica toda su existencia a ejercer la profesión que él hubiese tenido, al final de la historia descubre que no vivió su vida por ella sino por Miguel, vivió para saldar una cuenta que tenía con él y esa vida fue totalmente vacía e insulsa, tras ese descubrimiento por fin trata de vivir como hubiese querido hacerlo y luego de tanto tiempo sucede una especie de ‘’renacer’’ para ella.

‘’Él’’ es una historia que describe la pobreza y el desamparo de aquel que no tiene en qué pensar antes de la pequeña muerte del sueño (1), de aquel que vive sin fantasías, sin pequeños o grandes sueños que se conviertan en una motivación diaria.

La omnipresencia de Miguel en la vida de la protagonista de la historia constituye
–metafóricamente hablando- algo que la mata estando viva, y  trasladándolo a la realidad, esa presencia se traduciría en el sentimiento o los entes de autoridad que nos subyugan a hacer cosas sólo por recibir algo o por complacer al otro, Miguel representa a la sociedad que lleva a las personas a estudiar carreras para las que no tienen aptitud ni actitud pero que garantizan un futuro económicamente estable condenándose a profesiones que no les llenan y que realizan sin gusto o pasión alguna convirtiéndolos casi en máquinas que laboran, él representa esas tradiciones familiares que dictan el futuro profesional de un joven, él es el pesado trasfondo cultural e ideológico (del cual es prácticamente imposible desligarse) que de manera casi inconsciente lleva a la gente a comportarse de determinada manera, a tener ciertos gustos y reprimir otros sólo porque eso es lo socialmente aceptable, e incluso a buscar una pareja en la que más que amor encuentren ciertas comodidades económicas o estatus social.

Esto no quiere decir, de ninguna manera, que el trabajo no sea un proceso que como mencioné al principio dignifique al hombre, sólo quiero expresar que muchas veces esa dignificación se pierde en el camino porque el trabajo se realiza sin gusto y no hace sentir útil o feliz a quien lo desempeña. Personalmente considero que el trabajo dignifica sólo si se ama lo que se hace.

Sin embargo, como ya he señalado, el final de la historia relata un renacer de la protagonista, tras dedicar media vida a las Ciencias Exactas (profesión que desempeñaría Miguel) se da cuenta de que odiaba las matemáticas, odiaba la lógica, odiaba su vida enajenada por una presencia ajena que la condenó a no vivir plenamente y es precisamente esta epifanía lo que le permite iniciar de cero, ‘’Él’’ nos muestra que nunca será tarde para vivir la vida que se quiso vivir, para dejar de ser esclavo del hábito, cambiar de trayectos o arriesgar lo cierto por lo incierto que ofrece la vida.



(1) Montero, Rosa. Amantes y enemigos (Alfaguara, 1998) Pág. 176.


1 comentario:

  1. Muy bien. Buena estructura y redacción. Sería bueno intentar escribir fuera de la primera persona. Felicitaciones.

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