Sólo desearía estar a tu lado en esta melancólica y deprimente noche, refugiarme en tu abrazo y hacer el momento eterno… Me gustaría compartir contigo estos golpes que hoy crean un nudo en mi garganta que aún y después de tantas veces que se ha formado, no sé cómo desatar, es una carga que cada vez es más difícil de controlar y temo que pronto, será imposible de oculta.
Soy como un pichoncito que necesita refugio y que cuando está a tu lado lo encuentra, aquella oruga en busca de un buen lugar para construir su capullo, para así convertirse en una hermosa mariposa que extenderá sus alas y estará lista para volar hacia el horizonte, , desafiar la vida y vivirla al máximo.
Hoy sólo eres tú el pensamiento que recorre mi mente, tal vez porque eres el único que con su presencia alegra mi existir y con su mirar me aleja de este mundo ingrato y triste, llevándome a un mundo que ni es tuyo ni es mío: no es tuyo porque está en mi mente y no es mío porque por más que te invento tú no apareces en él…
Cierro mis ojos y te deseo aquí, anhelo verte, sentirte, saberte mío y de nadie más; me bastaría con tener la certeza de que me piensas, me extrañas y al igual que yo, te mueres de ganas por hablarme, tocare y por qué no, besarme.
Te convertiste en mi inspiración, en mi poesía, en mi “muso” preferido y el único al que he pretendido explotar al máximo; no quiero parpadear por miedo a despertar y saber que a mi lado no estás, no quiero correr el riesgo de que de nuevo el lápiz y el papel se conviertan en mis peores enemigos por recordarme una vez más los fracasos que he tenido y de lo infeliz que puedo llegar a ser.
Me encanta ser tuya porque siempre he huido de mí, he evitado mirarme al espejo y defraudarme de lo que veo refugiado, avergonzarme de mí por volver a caer…
No estoy segura de querer amarte, pero estoy segura de querer vivir, experimentar todas las emociones que me puedas hacer sentir y sobre todo de querer verte feliz. No es necesario que estés junto a mí, desde que sepa que con quien estás te hace sonreír; no pretendo ser yo quien guíe tu camino, desde que me asegure de que quien va de tu mano lo alumbra para ti. No busco ser el sol de tu vida pero sí corroborar que ella es por lo menos tu luna, supongo que no seré yo con quien envejezcas per procuraré que para ese entonces estés en buena compañía.
No puedo prometer esperarte ni amarte por siempre, pero te aseguro que mientras esté a i alcance, no permitiré que vivas una noche de estas, una noche “sin ti, sin mí”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario